Parte de sucesos II.
Ella no va a estar esta noche,
ni ninguna noche,
ni va a encontrar en ningún lugar el alma que perdió en un puerto lejano.
Ella no va a buscar pistas en las palabras desperdigadas
de las letras que suelta al azar.
Se ha cansado de sus ropas de agua,
de sus zapatos de cemento
y de las gafas que no le dejan ver los laterales,
así que se pasea sin cuerpo
por los pentagramas que huelen a consuelo.
Ella se encontró una vez con lo que fue
y corrió hasta que se olvidó de su cara
y del matíz que soplaba el oxígeno antes de servir.
Ella estuvo aquí, donde estoy yo ahora,
y le asustó tanto lo que vió,
que prefirió desprenderse y vagar perdida
hasta que alguien pudiera abrazarme con tanta fuerza
como para centrar mi norte
más allá de lo que se mueva el sol.
21.2.12
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