Allegro ma non troppo II.
Despacio, más de lo que captan mis ojos,
muevo por encima del papel la yema de los dedos,
y dejo que me absorva la tinta,
que me canten los versos que quieran,
que me corten los filamentos las durezas
de los días que he sangrado.
A un ritmo pausado,
sin demasiada prisa.
Soy consciente del esfuerzo del viento y del fuego
por evocarme los tiempos a contrarreloj.
Y, mientras tanto, a mi lado,
todo transcurre de forma más que acelerada.
Colores que corren dejando un rastro de surrealismo empeñado,
a medias entre Picasso y Van Gogh,
y yo soy sólo la sombra incandescente que reza
a los pies de la luna
para que todo siga siento lento
entre el traqueteo de los días excesivamente buenos
que no sé cuánto de bien me harán.
17.2.12
0 comentarios