Renacimiento convexo.
El miedo se esconde de su propio miedo
tras las parábolas antagónicamente desheredadas de veracidad.
La plenitud de lo escrito,
en una servilleta usada,
cobra el valor para salir volando hasta otros brazos,
igualmente artísticos,
como tallados por un humanista que renunció a su vida
por ponerla al servicio de la piedra.
La paciencia se revuelca en almidón
para soportar mejor la ausencia de frío.
Y la sutileza de los movimientos barrocos
disfruta de la embriaguez aplaudida por un Baco desintoxicado
para poder vivir en sociedad.
El espejo se va deformando:
el reflejo cada vez muestra con menos gracia y más explícito
la silueta de la realidad que espera al futuro
para efectuar su acto final.
7.4.11
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