Demons at bay.
Cargados de balas vienen los ángeles,
desterrados por epicúreos, a reforzar los cimientos
de las almas pasadas de fundamentación.
Cargados de armas, con paños de fuego,
para las lágrimas con piel de serpiente.
Al norte han quedado colocados los deseos de humillación,
enterrados en ciénagas vacías
debajo de Catedrales sin estilo predeterminado y
sin intención de utilidad.
Cargados de pólvora suben los ángeles a nuestra planta,
con bombines de celebración para esquivar
los temas realmente importantes.
Tarde sangrienta en la casa de Arlequín.
Primavera otoñada
tatuada en las pestañas excesivamente disfrazadas.
8.4.11
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