Gris plata.
Cuantas voces sin nombre se aglutinan en
cúmulos y nimbos y esbirros
y se desasosiegan de destierro a ciudades plagadas
de animales jactanciosos de su capacidad de hablar,
sin argumentos, de todo lo que esta perfectamente perfilado.
Cuantas tareas permanecerán en el olvido de
quien se las encontró hechas y,
por temor a la tierra, las cargarán a sus espaldas
con cintas colmadas de medallas
color rojo y violeta.
El alquitrán desparramado por el
verde reluciente de las ideas,
crea estrellas deformes que sólo ven de día lo que
el resto de cuerpos inertes imaginan en sus sillones de esparto.
Sin sangre y sin canciones se traspapelan los mandatos, irónicos,
convertidos a cualquier religión que grita, enfática,
por un poco más de infidelidad.
15.4.11
0 comentarios