Carta a un desconocido.
De lo que ves a lo que soy sigue existiendo un abismo. De lo que escribo, de lo que hablo... no dista demasiado de lo que analizaste en mi mirada.
Elevada casi dos metros por encima de lo que soy, has quitado y atraido el calor veraniego a tu antojo, y el sueño sólo lo has trastocado.
Ebria en los brazos de lo irracional, corriendo tras la sal desparramada a ciegas, evadida hasta tu cama, me siento al nivel de las estrellas desde el pavimento de arena tambaleandose por debajo de nuestros cuerpos, del oscuro mar por la noche, de las azoteas pobladas de luces en un pueblo dormido por las costumbres.
Fecundada por la profundidad de los ojos castaños que paren y paran suspiros.
Con la tinta en los talones, paseando el aire trabajado de lo que huía tener, me agazapo a tu pelo para no desbocarme.
Tú sigues siendo un desconocido.
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