Lost and Found.
Morderle los labios a un asunto entrelazado
por las variantes que crean las perspectivas del cambio,
y subir a lo más alto de la llanura, cercada,
por descubrir que nunca hubo nada más que nada.
Sincerarse volviendo a la infancia de una ilusión prematura,
para poder reconocer a la misma como hija pródiga
de lo que las razones quisieron proponer como mendiga.
Y cristalizar un pedazo de barro, pisado por
los que trataron de volcar una marmita de lava, helada
entre la esperanza de renacer una madrugada.
Revocar al grupo de palabras, flotantes, que
por cabezas ajenas fueron forjadas.
Y arrinconar entre zarzales sus expresiones lastimosas,
seguir mi vereda, pensar en ochenta cosas y
tomar de todas ellas la única que me haga sentir persona.
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